CUANDO MIENTES, SOLO TE MIENTES A TÍ MISMO, NUNCA LE ESTÁS MINTIENDO A LOS DEMÁS
Porque a la hora de la verdad esa mentira que estás diciendo solo tiene el poder de hacerte daño a ti, por un lado porque te estás engañando, estás ocultándote algún miedo que terminarás atrayendo con la fuerza de la negación y por otro lado porque terminas volviéndote esclavo de eso que tratas ocultar y de las consecuencias de haberlo escondido. Como muchas veces no nos damos cuenta de esas mentiras que nos decimos y que le decimos a los demás aquí te dejo unas frases que he aprendido a identificar en mí y en los demás.
Dentro del repertorio están:
ALGUNAS DE LAS MÁS COMUNES QUE LE DECIMOS A LOS DEMÁS
- “Él (ella) ya no significa nada para mí”
- “No es lo que tú piensas”
- “No sé qué me pasó”
- “Eres la única persona en mi vida”
- “No me pasa nada”
ALGUNAS QUE NOS DECIMOS
- “Te necesito”
- “Te voy a amar toda la vida”
- “me muero por ti”
- “Te amo”
- “No puedo vivir sin tí”
EN GENERAL:
- “No me alcanza el tiempo”
- ¨No soy yo, el problema es de los demás”
- “¿Cuándo nos tomamos un café?”
- “Yo no soy quien necesita ayuda, eres tú”
- “Voy a cambiar”
- “No lo vuelvo a hacer”
- “No me pude controlar”
- “Sí” (o Cuántas veces decimos esta palabra queriendo decir NO)
Si algo parecido a mis ejemplos te ha pasado entiendo cómo te sientes, yo también he estado en algún momento en alguna de esas situaciones y sé por qué te digo que cuando mientes solo te mientes a ti mismo, nunca le estás mintiendo a los demás,
Te doy tres razones principales:
1.- Aunque la otra persona desconozca que le has ocultado información o le has mentido, tú sí lo sabes y serás rehén de esa mentira porque tu paz interior estará amenazada por la posibilidad de que la verdad salga a la luz en cualquier momento, en el mejor de los casos por accidente.
2.- No le mientes a las personas, te engañas a ti mismo cuando escondes el miedo con el que justificas tu falta de sinceridad al decir esa mentira.
3.- Te pierdes la oportunidad de conocer ese miedo, de descubrir las creencias que surgen de él, de la posibilidad de cambiar esas que te hacen sentir tan vulnerable y el chance de conocerte, aceptarte, quererte más y mostrarte como eres.
No mereces perder tu paz, no tienes por qué ser prisionero de las mentiras que te dices, vale la pena correr el riesgo de mostrarte vulnerable e imperfecto porque aunque no lo creas eso alimenta tu poder interno y fortalece tu relación contigo y con los demás. Los que se acercan a ti no esperan perfección, añoran conocer tu verdad y esos que se queden contigo cuando la conozcan es porque aprecian tu valor.